Según Valdés, el danzón "se baila ya más en México que en Cuba, su país de origen, y sobre todo en el Distrito Federal. Es un movimiento importante en el que participan niños, adultos y mayores. Tiene todo el futuro".
Hombres con guayabera blanca y pantalón negro, y mujeres vestidas totalmente de blanco y con un abanico rojo, danzaron durante horas esta música de cadencia pausada que tocaba en directo una orquesta en la capitalina plaza de la Revolución.
La mayor parte de los bailarines estudian en el Distrito Federal, pero otros vinieron expresamente desde otros lugares del país. "Me fascina el danzón, me conquistó. Es algo así como la felicidad", dijo sonriente a la AFP Susana de la Campa, quien lleva un año estudiando este baile.
"Y no me canso nunca porque ya estoy muy compenetrada con mi pareja e improvisamos. La inspiración nace al momento. Es como crear un baile nuevo cada vez", añade antes de volver con su acompañante para sumergirse de nuevo en el ritmo de este son caribeño.
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