martes, 18 de agosto de 2009

Washington confirma el uso de Palmerola en expulsión de Zelaya de Honduras

palmerola


El portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, reconoció que se utilizó la Base de Palmeroa -conocida oficinalmente como base aérea coronel José Enrique Soto Cano- en la expulsión del Presidente constitucional Manuel Zelaya, pero aclaró que el personal militar de su país no colaboró en esa acción.

La afirmación ocurre un día después que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aseguró que la escala en Palmerola fue para consultar a los estadunidenses.

“Ahí aparecieron oficiales yanquis que discutieron con militares hondureños y la orden fue llevarlo a Costa Rica porque no sabían qué hacer con él”, dijo Chávez.

También el presidente Daniel Ortega de Nicaragua –donde Zelaya ha fijado temporalmente su residencia– dijo el jueves que Estados Unidos colaboró en la expulsión hacia Costa Rica, cuyo mandatario, Óscar Arias, dice no haber sido notificado del ingreso del hondureño hasta que ya estaba en el aeropuerto de San José.

“En el trazado de ruta que hay de los vuelos que salen de Honduras hacia la región, aparece que el avión en el cual fue expulsado Zelaya” salió “de la base de Palmerola”, dijo Ortega.

El día de su expulsión, Zelaya informó haber sido trasladado al aeropuerto internacional de Tegucigalpa (Toncontín) y de ahí a una base militar. La base de Palmerola se encuentra en las inmediaciones de la ciudad de Comayagua, unos 70 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa. El aeropuerto de San José, Costa Rica, se encuentra unos 800 kilómetros al sureste de la base de Palmerola.

Según Crowley, “el personal militar no estuvo involucrado en el vuelo que transportó al presidente Zelaya a Costa Rica el 28 de junio. Los miembros de la Fuerza de Tarea Bravo no tenían conocimiento ni colaboraron en las decisiones sobre el aterrizaje, el cargamento de combustible o el despegue”.

“La base Soto Cano pertenece a Honduras. Está dirigida y es operada por la fuerza aérea hondureña, y ellos deciden sobre su uso”, añadió Crowley.

Ahí están destacados unos 600 militares estadunidenses, entre ellos soldados, miembros de la fuerza aérea y marines, oficialmente ocupados en tareas de vigilancia antinarcóticos.

Tras la decisión del gobierno de Barack Obama de no reconocer al gobierno golpista hondureño, los militares en Soto Cano han cesado de colaborar en misiones conjuntas con los hondureños, informó Crowley, quien insistió en que el gobierno estadunidense no tenía “ninguna información por adelantado de lo que ocurrió” el día del golpe.

Crowley confirmó además que una delegación enviada por el gobierno del golpista Roberto Micheletti será recibida este martes por funcionarios del Departamento de Estado, por segunda ocasión en este mes.

La comisión se entrevistará con el secretario de Estado adjunto en funciones, Craig Kelly, quien según el vocero Crowley “continuará animando” a los representantes del gobierno de facto a aceptar las propuestas del mediador en la crisis política hondureña, el costarricense Óscar Arias.

Hillary y sus zancadillas a Obama

Por Lázaro Fariñas*

obama-hillary.JPGHace unos días el periódico The Guardian publicó un artículo del periodista Mark Weisbrot en el que afirma que el golpe de Estado de Honduras ha expuesto la división entre el presidente Barack Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton.

No hay por qué asombrarse que ahora estén saliendo a la luz pública algunas de las diferencias entre Obama y Hillary. Muchas de ellas se dieron a conocer cuando estaban compitiendo por la nominación del Partido Demócrata. [...] No hay que olvidar que la señora Clinton se sentía segura de que ella sería la nominada por el Partido y estaba además convencida de que le pertenecía, por derecho propio dicha nominación [...].

Claro, después de su derrota, vinieron presiones sobre el equipo de Obama para que le abrieran la puerta y le ofrecieran la vicepresidencia, cosa que no llegó a suceder. [...] Como premio de consolación, Obama le prometió la Secretaría de Estado, si lo apoyaba para conquistar la presidencia. Ella, ni corta ni perezosa, aceptó.

En aquella época se rumoró que la campaña de Obama se haría cargo de la inmensa deuda en la que estaba sumergida la ex primera dama. Eran varios millones de dólares. Cosas de la política norteamericana. Obama sacó de la Casa Blanca a su encarnizada rival, pero tuvo que ofrecerle el ministerio más importante del gobierno de Estados Unidos, o por lo menos, el más importante para sus planes de tratar de cambiar la imagen de este país después del desastre en el que lo hundió George Bush. Vender una nueva cara hacia el mundo era fundamental en la política del nuevo presidente, y es ahí donde le está costando trabajo conseguir sus objetivos, debido a los trajines entre bastidores de la señora Clinton y sus consejeros. [...] Por eso se han visto toda una serie de contradicciones en relación con el golpe de Estado de Honduras, entre lo que dice Obama y lo que hace la Clinton.

Según el artículo de The Guardian, dos de los consejeros más importantes del gobierno golpista de Honduras tienen una relación muy estrecha con Hillary. Uno de ellos es Lanny Davis, influyente lobista de Washington que fue abogado personal de Bill Clinton e importante consejero en la campaña por la nominación de la señora Clinton. [...].

El otro personaje es Bennett Ratcliff. Según dijo un testigo al New York Times, «toda propuesta que ha hecho Micheletti y su grupo, ha sido escrita o aprobada por Ratcliff».

También habría que agregar a la lista de consejeros de la Clinton al muy conocido senador por New Jersey, Bob Menéndez, quien además de haber participado en su campaña se vanagloria públicamente de ser su amigo. Ya sabemos cómo piensa este caballero [...].

Teniendo estos amigos y consejeros, se explica el hecho de que Hillary tuviera una reunión con Zelaya que duró apenas ocho minutos, y que haya nombrado al «componedor de bateas», Oscar Arias, para que mediara entre el presidente y los golpistas [...].

Obama debería actuar drásticamente frente a los elementos que tiene dentro de su propia administración, si de verdad quiere cambiar la política exterior norteamericana.

En relación con Honduras, basta con que le niegue las visas de entrada a Estados Unidos a los golpistas y sus secuaces y los amenace de que les va a congelar el dinero que tienen depositado en los bancos americanos y ahí mismo se acaba el problema [...].

Tengo la impresión de que la Clinton no va a estar en su puesto por muchos años: dudo que vaya a cambiar de consejeros, amigos o cómplices porque, como decían los guajiros de mi pueblo, «perro huevero, aunque le quemen el hocico». (Fragmentos)

*Periodista cubano residente en Miami

http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2009-08-06/hillary-y-sus-zancadillas-a-obama/