jueves, 18 de junio de 2009

Cuba y la credibilidad de Obama

Por Ángel Guerra Cabrera


El gobierno de Barack Obama está realizando acciones –y omisiones– que permiten poner en duda sus promesas retóricas de aplicar un nuevo enfoque en la política hacia Cuba. A solicitud expresa del Ejecutivo de Washington, la Corte Suprema de Justicia se negó a considerar la apelación de los cinco antiterroristas cubanos encerrados hace más de 10 años en prisiones estadunidenses, a pesar de que nunca antes un recurso legal ante ese tribunal recibió apoyos tan diversos y calificados. Es natural ese respaldo puesto que los cinco reúnen de manera paradigmática los requisitos para ser calificados de prisioneros políticos.

Los antiterroristas fueron condenados sin pruebas en un tribunal de Miami, el lugar más inadecuado de Estados Unidos para dirimir con justicia cualquier asunto relacionado con Cuba y les fue negado el cambio de sede para la celebración del juicio, que ulteriormente llevó a un panel de apelación de tres jueces a declararlo nulo. Asimismo, la petición a la Corte Suprema de anular la sentencia tenía sobrados méritos en derecho y llevaba el endoso de 10 premios Nobel, de muy prestigiosas organizaciones de abogados de Estados Unidos y el mundo, del Senado de México y la Asamblea Nacional de Panamá, así como de centenares de parlamentarios de los más diversos confines, incluyendo tres vicepresidentes del Parlamento Europeo. Anteriormente, un panel de derechos humanos de la ONU dictaminó, en pronunciamiento sin precedente, que el juicio a los cinco no cumplió las normas del debido proceso.

A los revolucionarios cubanos no se les pudo comprobar los amañados cargos en general ni el de conspirar para cometer espionaje en particular: como ellos mismos proclamaron ante la corte, su misión se reducía a informar a Cuba sobre los planes terroristas fraguados por la contrarrevolución miamense. La negativa del máximo tribunal es más notoria porque está fresco el perdón otorgado por la administración de Obama a un dúo –éste sí– de espías israelíes y a su informante, un alto oficial de las fuerzas armadas de Estados Unidos destacado en la oficina del vicepresidente. Al revés de los cubanos, a quienes otro tribunal de apelación liberó del cargo de conspiración para cometer espionaje y por eso ordenó reponer el juicio a tres de ellos, los documentos secretos entregados a los agentes de Israel podían, según medios de prensa, llenar varios contenedores. No hay justicia en Estados Unidos y, por consiguiente, no puede haberla en un sistema de tribunales por demás corrupto y políticamente sesgado, como puede comprobarlo quien lea la historia de ese país.

Ésa es la razón por la que un delito de suma gravedad contra la seguridad nacional puede ser perdonado por las más altas instancias de Washington, simplemente para complacer al consentido Estado judío y al inmensamente influyente lobby israelí. De la misma manera que para congraciarse con la mafia de Miami, Washington capturó a los antiterroristas utilizando información proporcionada por Cuba a la FBI –precisamente como evidencia de las actividades de terrorismo contra la isla desde esa ciudad– y los juzgó y condenó allí en un proceso plagado de irregularidades. Es difícil creer que el gobierno de Obama, al pedir a la Corte Suprema que no considerara su apelación haya tenido otra motivación que hacerle un guiño a esa mafia.

El caso de los cinco es más escandaloso dada la complacencia de las autoridades de Estados Unidos con los terroristas de origen cubano. Mientras la Corte Suprema les niega la sal y el agua a los patriotas, el multiasesino Luis Posada Carriles goza de todas las libertades en Miami y hasta se da el lujo de organizar desde allí un atentado contra el presidente Hugo Chávez. Y no es el único. Es norma que los autores de acciones terroristas contra Cuba disfruten, con todas las seguridades y garantías, las delicias de su plácido refugio miamense.

Obama, cuyo cambio hacia Cuba se ha limitado a derogar las repudiables restricciones de Bush a las remesas y viajes de los cubanoestadunidenses –el bloqueo sigue intacto–, está investido de facultades constitucionales para dar dos pasos que harían creíbles sus dichos de que va a imprimir una tónica nueva a las relaciones con la isla. Puede liberar a los cinco mediante una orden presidencial e instruir al procurador general que acceda a la solicitud de extradición de Posada Carriles presentada por Venezuela. En sus manos está.


TV Martí, cadena de EEUU para Cuba, debería ser clausurada, según expertos

TV Martí, cadena de EEUU para Cuba, debería ser clausurada, según expertos

WASHINGTON (AFP) — La cadena TV Martí, que durante casi 20 años ha transmitido información desde Estados Unidos a Cuba, con un costo total de 500 millones de dólares, tiene una audiencia ínfima en la isla y debería clausurarse, afirmaron el miércoles expertos en una presentación en el Congreso.

"TV Martí virtualmente no tiene audiencia en Cuba y tiene poca relevancia en el diálogo interno cubano acerca de la histórica transición política que está teniendo lugar", indicó John Nichols, profesor de Comunicaciones de la Universidad del estado de Pensilvania.

"El Congreso y el nuevo gobierno deberían cerrar TV Martí en la primera oportunidad", señaló el experto, en una audiencia en el Congreso durante la cual la oficina de contraloría gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés) presentó un informe en el que afirma que la cadena adolece de múltiples fallos.

TV Martí comenzó a funcionar en marzo de 1990 como complemento de Radio Martí, una iniciativa aprobada por el Congreso estadounidense en 1983 bajo el gobierno de Ronald Reagan para transmitir hacia la isla y romper el "bloqueo informativo" del régimen comunista.

"¿Alguna vez escucharon de una estación de televisión que haya estado en el aire por 19 años y sobre la que todavía hay un debate sobre si su señal llega a un público?", se preguntó Philip Peters, del Instituto Lexington, ante la comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

Peters recomendó dedicar los fondos de la cadena a Radio Martí, que a su juicio sí ha causado cierto impacto en la isla. "Hasta que TV Martí consiga una manera de sobreponerse a las leyes de la física, sus transmisiones no pueden verse en la isla sin la anuencia del gobierno de Cuba", dijo Nichols al identificar el principal problema: las autoridades cubanas interfieren la señal de la televisión.

"Investigaciones muestran que la audiencia (de la cadena) es pequeña", a pesar de los 500 millones de dólares invertidos en ella, admitió el informe de GAO. "En su forma actual, considero que TV Martí es un colosal desperdicio de dinero de los contribuyentes", afirmó el legislador demócrata Bill Delahunt.

Consideró que en el contexto actual en el que el gobierno del presidente Barack Obama ha mostrado apertura y deseo de dialogar con Cuba, no tiene sentido mantener esas transmisiones. El gobierno de Obama levantó las restricciones a viajes y envío de remesas de cubanoestadounidenses a la isla, y anunció que iniciará un diálogo sobre migración con el régimen castrista.

Pero otros legisladores en la audiencia advirtieron contra la cancelación de TV o Radio Martí. Eliminar estas transmisiones "le hace un flaco servicio al pueblo de Cuba", dijo el legislador republicano Connie Mack, al señalar que no confía en sondeos hechos desde Estados Unidos con llamadas a hogares en La Habana, que revelan que menos del 1% de la población ve TV Martí, porque podrían estar sesgados por el temor de las personas a admitir que ven el canal.

TV Martí "no posee un plan estratégico" y sufre de "baja moral de los empleados y denuncias de fraude y abusos", dijo en la audiencia Jess Ford, representante de GAO. La cadena también tiene un nivel deficiente de estándares periodísticos, como falta de objetividad, e incumple leyes internas de Estados Unidos, ya que se ve dentro del país a pesar de que no debería, e internacionales, ya que interfiere con señales cubanas, agregó Ford.

Según fuentes internas de Radio y TV Martí consultadas por la AFP, se espera este año un recorte del 20% de la plantilla total de 160 personas que engloba a ambos medios.