Washington, 10 nov (PL) Expertos estadounidenses crearon una vacuna que reduce los niveles del virus de inmunodeficiencia simia (SIV) y previene el desarrollo del Sida, destaca un estudio divulgado en la revista Nature.
A pesar de que el biológico no previene la infección en los animales, los especialistas están convencidos de que el estudio en sí es muy importante, pues muestra la posibilidad de lograr un candidato vacunal efectivo, indica la publicación.
Para elaborar el compuesto, los investigadores de la Universidad de Harvard manipularon algunos virus responsables del resfriado común y le introdujeron una proteína del SIV (equivalente del VIH).
La vacuna resultante fue aplicada en varias ocasiones a un grupo de simios con el objetivo de provocar una reacción inmune fuerte y consistente frente a la proteína del SIV.
Más tarde, los monos fueron expuestos a una dosis letal de SIV, y aquellos que fueron vacunados pudieron luchar contra el virus y permanecer sanos durante más de un año, señala el trabajo.
El resultado obtenido demuestra que la estrategia de forzar una respuesta del sistema inmune –en particular las células T- es válida para crear una vacuna eficaz, como se ha visto en simios, agrega.
Aunque las esperanzas de los científicos para frenar la expansión del Sida siguen depositadas en la obtención de una inmunización segura y eficaz, su obtención es más complicada de lo que se esperaba.
Por otra parte, algunos investigadores están desilusionados tras el fracaso de los ensayos STEP y Phambili con el candidato de los laboratorios Merck, el más avanzado y prometedor que existía hasta la fecha.
STEP incluía tres mil voluntarios de varias naciones, y Phambili se probó en Suráfrica entre 800 participantes, ambos debieron ser cancelados en septiembre del pasado año, tras una década de estudios y luego que varios análisis demostraran su ineficacia.
El biológico no logró impedir la infección por VIH, ni disminuir la carga viral, además se comprobó que aumentaba la posibilidad de contagio entre los hombres no circuncidados.
Pese a la contrariedad y que no todos los científicos están convencidos de los beneficios de continuar las pruebas clínicas, muchos coinciden en que es necesario seguir. Los 33 millones de personas afectadas por el Sida y los más de 20 millones de fallecidos a causa de la dolencia, lo avalan.
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